Diagnóstico y pruebas complementarias

El diagnóstico de la parálisis cerebral se debe producir lo antes posible de manera que se pueda comenzar el tratamiento más adecuado a las características del bebé que le permita desarrollar al máximo sus capacidades. Son los padres los primeros en detectar que algo de su bebé no va bien, apreciando una postura irregular o un retraso en las distintas etapas del desarrollo: el momento de rodar, sentarse, gatear, sonreír, caminar… En otros casos, el bebé presenta un tono muscular anormal. Si el tono muscular es bajo (hipotonía) el bebé está flácido, relajado y puede parecer abatido. Si hay un incremento del tono muscular (hipertonía), el bebé parece rígido y tieso. Algunos de estos bebés muestran un período inicial de hipotonía y, a los dos o tres meses de vida, progresan hacia la hipertonía.

El diagnóstico de la PC es fundamentalmente clínico, consiste en la evaluación de los reflejos, de las funciones motoras y de las cerebrales. Algunos reflejos son típicos de determinadas etapas del desarrollo y, posteriormente, desaparecen. Por ejemplo, el reflejo del Moro persiste hasta los 6 meses. En este reflejo, cuando se coloca al recién nacido de espaldas y se le llevan las piernas a la cabeza, el bebé extenderá los brazos y hará un gesto similar a un abrazo. Los niños con parálisis cerebral presentan este reflejo por un período más prolongado.

El diagnostico clínico tendrá en cuenta:

  • La historia clínica (factores de riesgo pre, peri y posnatales)
  • La valoración de los Items de desarrollo y la “calidad” de la respuesta.
  • La observación de la actitud y la actividad del niño (prono, supino, sedestación, bipedestación y suspensiones)
  • La observación los patrones motores (motricidad fina y amplia)
  • El examen del tono muscular (hipertonía, hipotonía)
  • El examen de los ROT, clonus, signos de Babinski y Rosolimo
  • La valoración de los reflejos primarios y de reflejos posturales (enderezamiento cefálico, paracaídas y Landau)
  • Los signos cardinales de la exploración sugestivos de PC:
    • retraso motor
    • patrones anormales de movimiento
    • persistencia de los reflejos primarios
    • tono muscular anormal

Las pruebas complementarias son:

Neuroimagen: se recomienda realizar una en todos los niños con PC. Si es lactante se puede realizar inicialmente una ecografía transfontanelar, pero en la actualidad la prueba más específica es la RM. Si existe la sospecha de infección congénita, puede plantearse la realización de TAC craneal para visualizar mejor las calcificaciones.

En ocasiones los hallazgos de la neuroimagen servirán para confirmar la existencia, localización y extensión de la lesión, e incluso de la etiología, aunque no siempre existe relación entre el grado de lesión visible en neuroimagen y el pronóstico funcional.

EEG: no es necesario para el diagnóstico, pero dado que un porcentaje elevado de niños con PC desarrollan epilepsia, se recomienda para la detección de los pacientes con más riesgo y para el seguimiento de los que hayan presentado convulsiones.

Es fundamental la práctica de exploraciones orientadas a descartar trastornos sensoriales asociados:

Revisión oftalmológica en todos los casos. En los niños con antecedente de prematuridad está indicado realizar potenciales evocados visuales y, si es posible, electrorretinograma.

Estudio de la audición en todos los casos, especialmente indicado si existe antecedente de prematuridad, hiperbilirrubinemia, infección congénita o tratamiento con aminoglucósidos en el periodo neonatal.

Otras pruebas:

Radiografías: al menos una radiografía de cadera antes de iniciar la carga en bipedestación (se puede obviar o retrasar si el trastorno motores leve). Otras exploraciones radiológicas en función de las deformidades ortopédicas. En los casos graves se ha de valorar realizar un control radiográfico de caderas anual, por el riesgo elevado de luxación.

Evaluación Psicológica: Pruebas o Test de Inteligencia y otras.
La evaluación de la inteligencia de los niños/as con PC no siempre es fácil. Los problemas del lenguaje pueden confundirse con un déficit intelectual, pues hay muchas pruebas de inteligencia se basan en la medición del área verbal que es donde obtienen peor puntuación. En otros test, como la serie de Wechsler para preescolares, niños o adultos, se incluyen pruebas que requieren ciertas destrezas de manipulación o que se deben realizar en un tiempo determinado, por lo que no son adecuadas para personas con dificultades motóricas. Por ello, a la hora de realizar una evaluación psicológica, en general, o de la inteligencia, en particular, se deben seleccionar aquellas pruebas o test que se adecuen a las capacidades conservadas del niño/a con PC.

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